Tomás preguntaba, preocupado, si cuanto había 
	escrito sobre los misterios de la fe cristiana era correcto. Y el Crucifijo 
	respondió: «Tú has hablado bien de mí, Tomás. ¿Cuál será tu recompensa?». Y 
	la respuesta que dio Tomás es la que también nosotros, amigos y discípulos 
	de Jesús, quisiéramos darle siempre: «¡Nada más que tú, Señor!» (ib., p. 
	320).
	
	http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/audiences/2010/documents/hf_ben-xvi_aud_20100602_sp.html